“¿Cuál dirección tomamos?” le pregunta el hijo a su padre. “A la derecha, hijo,” él responde. El hijo y el padre montan en bicicletas por las montañas del bosque, montando entre los árboles. Pueden sentir el sol en sus caras, aunque tienen los cascos que dan sombra a parte de sus pieles. El aire hace frio, pero sus corazones circulan el sangre calor por sus cuerpos fuerzas. La senda tiene curvas pronunciadas. El hijo está en cabeza de su padre en la senda. Su bicicleta roja cruza encima de las rocas, y él maniobra las curvas con la aptitud. Pero no espera por los seres en su dirección. “¡Puma!” grita el hijo. El animal está en la senda, tan grande y maravilloso. Tan salvaje.La bicicleta del hijo patina con la presión de los frenos, pero la bicicleta no deja. La puma se abalanza sobre el hijo, pero el neumático de atrás torce y golpe la puma en su pecho. La puma está lanzada a la tierra. El padre deja su bicicleta. Los ojos de todos están abiertos. Mirando. Todos los corazones